domingo, 6 de julio de 2008

Julio 6

Se cortó el día en dos pedazos de azul. Uno tornó un gris oscuro; el otro se mantuvo firme en un trozo de nube sobre aguas cristalinas. El primero me visitó en la mañana y dejó sobre mis zapatos sabor a hiel y a tierra marchita de recuerdos enterrados. El segundo me visita en ésta tarde de domingo, se ha sentado conmigo a negociar el futuro. El dice que hay augurios de esperanzas visitando el picaporte de mi puerta. Yo sonrío (incrédulo). Pero no se porque, algo me dice que debo creer en sus palabras.

Vestiré de verde cuando la noche llegue.

1 comentario:

mercedes saenz dijo...

Pedro amigo, este caminar es lo que yo llamo un poema acostado. Es lo que intento escribir normalmente "poemas acostados" y tu lo haces caminando por un día de los tuyos, así cómo asi. Te felicito en colores. Un abrazo, Merci