Dos Gardenias.
Hay mañanas que trasmiten y regalan sensaciones y sentimientos que durarán una vida. Como la de hoy.
La puerta del negocio sonó sus alegres campanitas y entró una clienta, que hacia algún tiempo no veía. Su andar es lento, como pesándoles sus más de ochenta años, pero su sonrisa es tan diafana y pura que conmueve. Y que decir de sus ojos lagrimosos repletos de vivencias.
Pero hoy al ver mis libros, me habló de su amor a la poesía. Se puso sus espejuelos de ver y declamó para mi alguno de mis versos. (Está demas decir la emoción que revolcó mi ego). Su voz cruzó las líneas del tiempo y sonó clara y cristalina como los riachuelos de mi Cuba.
Luego me habló de su hijo y lo comparó conmigo en edades. Me dijo que siempre había sido muy dulce y bueno con ella, que la habia mimado y complacido en sus caprichos. Luego hizo una pausa y me miró detenidamente, como acariciando cada espacio de mi rostro. Sonrió y me pidió en un susurro si podia besarme la mejilla-! Por supuesto!- le dije.
El beso supó a almibar y a petalos de rosas del jardin de mi madre.
La campañé hasta la puerta sugetandola del brazo, y de pronto me comentó:
-!Caray!, pero casi se me olvida que pasé a saludarte y a dejarte éste regalito.
Sacó de su cartera una bolsa de plástico y me la entregó. La abrí con ansiedad y dentro encontré dos gardenias que desprendían un perfume inconfundible.
-Gracias- le dije. Me miró y volvió a sonreir. Entonces le pregunté que si iría donde su hijo. Volvió a mirarme; y sin perder la sonrisa me contestó:
-El murió la semana pasada.
Ahora tengo un dolor, un beso y dos gardenias.
2 comentarios:
Pedro ¿cómo es tu historia? La que quieras contar con todo respeto. Los textos son bellos y cómo los recuerdos van de un supuesto presente a la infancia. Tal vez sea tu manera de mostrarla. La iré leyendo. Un abrazo. Mercedes Sáenz
Todo el escrito es de una ternura indescriptible. De una tristeza tan profunda y clara que admite hasta una sonrisa.
Y tienes más de lo que crees, tienes la virtud poco frecuente de mostrar toda tu sensibilidad y brindar compañía con todas tus formas de presencia. Muy bello, Pedro.
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