Hubo ausencia de poesía y un vacío trepando las paredes. Son días de castigo, como suelo pensar cuando ellos llegan. Días que te llevan a la reflexión incoherente de una vida que se ve cobijada por las sombras, como cuando el sol decide que ha regalado mucha luz y es la hora de irse de paseo. Y tu quedas a oscuras, dando bandazos de un lado y del otro.
La sonrisa se marchita y los dientes se esconden bajo la lengua, porque las palabras no encuentran un sentido, y prefieren seguir al sol en su paseo.
Allá; por las nubes oscuras que van cubriendo el cielo.
5 comentarios:
Y hay días cuando el poeta siente que el mundo sigue el camino del destrozo y la palabra queda dolida sin salir... la deseada paz se agota en el intento y los polos se derriten y vos y yo al igual que otros lloramos mudos de versos.
besos
Elisabet
Ciertamente, para el poeta, el escritor, es un día de castigo el que no haya poesía.
Hermosa prosa querido amigo.
Un placer leerte.
Besos,
Migdalia
Tan necesarios los días de fiesta como esos tristecitos. Hacerle frente y saber lidiar con ambos, debe ser el secreto de vivir. Bello escrito, Pedro.
Días de castigo, inevitables hasta que ceden el paso a la luz creadora.
Entonces, el poeta se apropia de sonidos y colores y los vierte en sus letras.
Estoy de acuerdo con Cati y Alicia, muchos abrazos desde el Perú, en Lima invernal, Julia
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