jueves, 22 de mayo de 2008

Mayo 23

Martha y yo

Hay noches que resultan especiales, con una carga del recuerdo de un peso extraordinario. Eso ocurrió anoche. Recibí la visita de una amiga que representa un trozo de mi vida (uno de los más importantes). Esta amiga, que lleva por nombre Martha Rodríguez, fue mi jefa en Cuba cuando ambos trabajábamos para una empresa del Turismo en Holguín; bella ciudad denominada como la “ciudad de los parques” y de la cual ambos somos oriundos.
Martha vive hoy en España y nos separaban más de diez años de ausencia. Aunque no contábamos con el tiempo suficiente para actualizar el reloj de nuestras vidas, su sola presencia me llevó de la mano a los recuerdos dormidos de una época única e irrepetible. Me senté de nuevo en la escalera de su casa hasta altas horas de la noche, donde la conversación y el “bembeteo” (entiéndase por anécdotas del día) hacían centro de nuestro ingenio. Me llevó a las calles y Hoteles de la Habana, donde pasábamos cursos de computación designados por nuestra empresa. Me llevó al recuerdo cálido de una juventud soñadora y atrevida.
Desempolvó de un golpe un lienzo gigante, donde nuestras almas protagonizaban el centro del universo, donde nuestras carencias eran motivos de risas y nuestros logros motivos del llanto.
Frente a Martha, me vi en un espejo donde el tiempo no ha pasado, simplemente se esconde en los bordes de un azogue cobijado por los años.
Pude verla eternamente joven. Pude verme disfrutando de la misma juventud.
Gracias Martha por venir. No olvides el itinerario de los aviones. Ellos siempre vuelan a Miami, y te prometo devolverte la visita, para juntos comernos la mejor de las ‘fabadas”.

3 comentarios:

mercedes saenz dijo...

Pedro , me gusta conocer amigos tuyos aunque sea virtualmente, Hola Marta!.Me gusta que te haya sido un placer. Un abrazo. Merci

teresa coraspe dijo...

Un amigo es un recuerdo eterno porque la amistad es eterna; muchos saludos ¡y que hermoso volver a encontrarse!. Desde Ciudad Bolívar, Venezuela con afecto grande. Teresa.

Unknown dijo...

Los amigos, el tiempo, el entonces, el ahora: maravilla de la vida. Hoy PP desayuné con amigas de 30 años, ah. En nuestro caso, cada mujer y su historia. Eso es..., eramos tan insolentes, hace... y ahora.. no somos bomberos, pero tenemos agallas, en las letras. Abrazos, amigo, Julia