miércoles, 28 de mayo de 2008

Mayo 28

Corrieron los destellos de luz sobre las piedras chinas que conformaban el camino. Sobre la hierba mi sombra; proyectando el resultado del cansancio. La música del rio acariciaba los oídos y el musgo de humedad me regalaba frescura.
Es sabio caminar cuando natura te ofrece una alfombra inigualable, para que tu huella quede impregnada en éste mundo.
Mi visita a Ralieigh (Carolina del Norte) Este pasado fin de semana, renovó mis votos. Me llevó a la reflexión del cuidado absoluto a nuestra tierra. Podemos hacer tanto por cuidarla, mimarla, arroparla entre los brazos del futuro. Pero la inconsciencia se ata a su cintura y le roba el oxigeno que alimenta los pulmones. Si todos plantamos la semilla, crecerán los arboles que nos darán la sombra.
Es sublime respirar cuando el concreto se ausenta.

2 comentarios:

mercedes saenz dijo...

Pedro me encantó lo que escribiste! Me gusta que de tus viajes hables asi de la tierra. Te mando por correo aparte, sólo para tu lectura algo que escribí una vez sobre ella. Un abrazo enorme y que suerte que estés de vuelta. La tierra te pasea pero siempre te trae de vuelta. Un abrazo, Merci

Catalina Zentner Levin dijo...

si, claro que si, el planeta precisa que aprendamos a cuidarlo con el amor que se merece.